Mazatlán, uno de los destinos más cautivadores del Pacífico mexicano, ha sumado a su oferta turística una experiencia extrema que está conquistando a los viajeros más intrépidos: Farolesa, una tirolesa colosal que atraviesa el cielo sobre el mar.
Con una longitud de 1,293 metros y una altitud máxima de 157 metros, permite alcanzar velocidades que rozan los 100 km/h, ofreciendo una perspectiva sin precedentes del puerto, el Faro y las tres islas que vigilan la bahía.
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Este recorrido aéreo no solo exige valor, sino también cierta condición física. El punto de partida se ubica en la cima del Cerro del Crestón, al que se llega tras una caminata de más de un kilómetro entre senderos y escalinatas. A lo largo del trayecto, los visitantes pueden disfrutar de cinco miradores panorámicos y la compañía de aves marinas que surcan el horizonte.
El equipo técnico está a cargo de instructores capacitados bajo normas internacionales.
Farolesa cuenta con certificación de seguridad por parte de organismos como la ACCT, y fue desarrollada por la firma Ecoprojects, especializada en atracciones de altura. La infraestructura está diseñada para soportar hasta dos toneladas, y el equipo utilizado —casco, arnés, poleas y mosquetones— es completamente nuevo.
El acceso a esta aventura incluye guía especializado, vistas privilegiadas y una bebida en el SkyBar del Observatorio 1873. Además, quienes opten por el paquete completo, pueden explorar el Museo de la Ballena y otras atracciones del complejo.
Durante el vertiginoso descenso por la Farolesa, el tiempo parece detenerse mientras el cuerpo flota entre el viento, las aves y el mar profundo de Mazatlán. Una experiencia de altura que lleva la adrenalina al siguiente nivel, justo donde el cielo toca el océano.