La reciente investigación llevada a cabo en Reynosa, Tamaulipas, ha arrojado resultados alentadores sobre la eficacia de las intervenciones educativas en la lucha contra la obesidad y el sobrepeso en adolescentes. La ciudad de Nuevo Laredo podría beneficiarse significativamente de implementar un programa similar, considerando las alarmantes cifras de obesidad infantil y juvenil que enfrentamos a nivel nacional.
En Reynosa, el estudio evaluó a 85 estudiantes de bachillerato antes y después de una intervención educativa que incluyó doce sesiones sobre orientación alimentaria repartidas en dos meses. Los resultados mostraron mejoras notables en varios parámetros antropométricos, incluido un aumento en la complexión física y el tiempo dedicado al ejercicio, así como una reducción en la circunferencia de muñeca, indicativo de una disminución de la masa grasa.
La investigación fue desarrollada por María del Rubí Espinosa-Hernández, Antonio Ulloa-Cruz y Netzahualcóyotl Mayek-Pérez, de las Universidades José Martí de Latinoamérica, de Monterrey, el Instituto Internacional de Estudios Superiores. Reynosa y la Universidad México Americana del Norte y de la Unidad Académica Multidisciplinaria Reynosa–Rodhe, Universidad Autónoma de Tamaulipas.
Además, y quizá lo más importante, se observó una disminución en la frecuencia de obesidad, mientras que el sobrepeso aumentó, lo que sugiere un desplazamiento hacia una categoría de peso menos peligrosa para la salud. Este tipo de resultado refleja un cambio significativo en la composición corporal de los estudiantes, apuntando a una reducción de los factores de riesgo asociados con enfermedades crónico-degenerativas como la diabetes tipo II y la hipertensión arterial, comunes en poblaciones con alto índice de masa corporal.
Es crucial destacar que los adolescentes no sólo requieren información sobre qué comer, sino también sobre cómo llevar estilos de vida saludables. Por lo tanto, una intervención que combine educación nutricional con promoción de actividad física parece ser una estrategia prometedora para combatir la epidemia de obesidad.
Nuevo Laredo se encuentra en una posición ideal para adaptar y replicar este programa. Con una inversión inicial en la capacitación de educadores y en la estructura programática, podríamos anticipar mejoras significativas en la salud de nuestros jóvenes.
¿Usted qué opina?